El día de hoy en el laboratorio elaboramos la dieta de la niña que habíamos estado viendo en clases. Lo que pudimos percibir de los menús que elaboramos fueron que no nos concentramos en la edad del paciente, pues recordemos que a los 3 años la mayoría de los niños está interesada en explorar el mundo y no en la comida, lo que hicimos fue lo contrario, pues saturamos algunos tiempos de comida que no favorecen la etapa por la que pasa el niño. Al mismo tiempo no pusimos atención a los alimentos que le dimos, si bien, la mayoría de los menús estaban libres de gluten, lo que fue bueno, pues nuestra paciente tiene enfermedad celiaca; sin embargo, algunos de ellos contenían alimentos que en lugar de aliviar sus síntomas, como la diarrea, la perjudicarían más, como es el caso de la papaya y el melón, además no nos concentramos en la distensión abdominal que presentaba, puesto que algunos alimentos que integraban los menús la aumentaban, entre estos estaban el pepino y la lechuga. Otro de los errores que cometimos fue que no nos fijamos en el tipo de dieta que le estábamos dando, quedando al final con un elevado aporte de grasa, lo que nuevamente, favorecería el desarrollo de la diarrrea, tampoco tomamos en cuenta las características de una dieta blanda química, ya que se encontraron alimentos irritantes a la mucosa como chocolate y picante.
Una vez que los síntomas hayan desaparecido, volveremos a cambiar la dieta a una simplemente libre de gluten, en la que podremos incluir alimentos que no estaban permitidos anteriormente, es importante destacar que una vez modificada la dieta hay que observar la tolerancia que muestra la paciente a otro tipo de alimentos.
Nosotros debemos hacer énfasis en la disminución del consumo de alimentos irritantes porque son la principal causa de problemas de acidez
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